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Voces de unión ancestral fluyen como ríos milenarios en la Filven 2025

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La sala Esteban Emilio Mosonyi de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) 2025 se convirtió en un cauce para que fluyeran la literatura, las memorias y la espiritualidad compartida a través de las palabras de Luis Britto García, escritor e historiador venezolano; Guillermo Da Silva, defensor de la memoria ancestral indígena; Marcelino Santos, representante de la comunidad indígena, y Javier Alexander Roa, poeta y editor.

En el foro, organizado para abordar los vínculos con Egipto, país invitado de honor en esta edición de la feria, se hilaron los lazos profundos entre dos civilizaciones unidas por el misterio de lo que ocultan sus ríos.

El poeta, editor y diplomático Javier Alexander Roa abrió el encuentro recordando que el Orinoco y el Nilo han sido fuente de inspiración para poetas y pensadores de todas las épocas. Humboldt llamó al Orinoco “uno de los ríos más majestuosos del Nuevo Mundo”; Pablo Neruda escribió versos sobre sus “aguas escarlatas”, y Rómulo Gallegos lo hizo escenario de dramas universales de la talla de Doña Bárbara y Canaima.

Roa compartió además fragmentos de obras de Julio Verne, Andrés Eloy Blanco, Vicente Gerbasi y Juan Liscano, dejando evidencia de que la literatura ha utilizado como inspiración a los ríos milenarios para narrar mitos, construir identidades colectivas y reflexionar sobre la humanidad.

Espiritualidad ancestral y memoria viva

Por su parte, Marcelino Santos brindó una mirada indígena profunda, destacando que el Orinoco es “el río padre” y el Nilo es “la madre de Egipto”, y que ambos son, para los pueblos originarios, seres pensantes que conectan a las comunidades con sus ancestros. Eso se refleja en leyendas como la piedra del medio del pueblo Kariña y relatos que reflejan su labor como guardián del oro.

“En el pensamiento indígena, el Orinoco es una fuente de conexión, nos sirve para unirnos con los que hacen vida en otras comunidades indígenas (…) nuestro padre (el río Orinoco) tiene mucho misterio, tiene mucha historia y aún esconde algunos misterios que como humanos aún no hemos podido descifrar”, concluyó Santos, invitando a honrar la sabiduría que fluye en cada cauce.

El río como testigo de lo invisibilizado

Guillermo Da Silva compartió la dimensión espiritual del canalete, símbolo de quienes forjaron su historia a remo. Durante su intervención, cuestionó los relatos coloniales y defendió la historia oral de los ancestros como legado invaluable, reivindicando el rol de los pueblos indígenas como narradores activos de su pasado. “Es hora de que los investigados seamos investigadores”, expresó.

Invitó a las demás comunidades a repensar las crónicas porque, a su criterio, “aún quedan cosas por escribir” y es obligación de los pueblos indígenas “construir la historia desde otro enfoque, otra obra, para darle el verdadero sentido a esa historia que nos ha contado el capitalismo y el imperio”.

Como cierre del encuentro, Luis Britto García presentó una cartografía mitológica del Orinoco. A través de un entretenido paseo por la literatura, evocando figuras como Amalivaca (parte de la mitología en la cultura indígena nacional), la leyenda del Dorado y los poemas de Andrés Eloy Blanco.

Señaló que “un río es una arteria viviente y quien no cuida lo que tiene, a pedir se queda”, al hacer un llamado a la defensa de estos espacios sagrados frente a los desafíos actuales.

El Orinoco, como padre, y el Nilo, como madre, se alzan como símbolos de resistencia, ternura y sabiduría colectiva en la Filven 2025, para exaltar los vínculos entre Venezuela y Egipto, país invitado de honor. Hasta este domingo 13 de julio podrán disfrutarse actividades para explorar la historia de este país árabe.

FILVEN/GG/REP

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